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lunes, 29 de marzo de 2010

Severidad

Las puertas no están para cerrarse,
sólo para abrirse....
demasiadas fronteras limitan nuestros caminos,
abogemos por campos libres, blanquecinos, agarrarse
a la brisa en libertad, somos meros peregrinos,
en busca de la floreciente y prematura felicidad.
La verdad pura,nunca puede enquistarse,
hay que darle oxígeno, tiene que emanciparse,
derribar esos altos muros que impiden el grito de la libertad.
Ya basta de susurrar, de hablar en voz baja,
con temor, pánico, al miedo, a la represión,
pues no hay mayor y funesta equicocación,
que vivir encerrado en esta oscura y profunda caja,
en que se convierte nuestra árida y vacía vida,
sino le damos un beso de eterna despedida,
a esta memória nuestra,desheredada,
de este paraiso del que debe de ser expulsada.

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